El presidente Nicolás Maduro comunicó en privado al gobierno de Trump que Venezuela no aceptará más deportaciones de venezolanos desde Estados Unidos. Esta decisión pone en riesgo el acuerdo de repatriación de migrantes alcanzado en enero, tras una reunión entre el enviado especial de Trump, Richard Grenell, y Maduro.
La revocación de la licencia de Chevron ha exacerbado las tensiones entre ambos países, complicando aún más los planes de deportación masiva de migrantes venezolanos por parte de Estados Unidos. Hasta la fecha, se han suspendido los vuelos de repatriación en aviones militares debido a su alto costo, y no se han realizado nuevos vuelos desde el 20 de febrero.
El gobierno venezolano ha reiterado su compromiso de proteger los derechos humanos de los migrantes y ha denunciado la persecución y abusos que enfrentan los venezolanos en Estados Unidos. Maduro ha enfatizado que la decisión de no recibir más deportados es una medida de represalia ante las acciones del gobierno estadounidense.
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