Para los abuelos, es la expresiĆ³n mĆ”xima de respeto y afecto expresada solamente a los parientes que tienen autoridad sobre uno mismo, como son los padres, las madres, padrinos, abuelos y abuelas a quienes se les pide que intercedan ante Dios para que los proteja del mal.
Pedir la bendiciĆ³n con las manos juntas, es un gesto respondido por el que bendice con un movimiento de mano que hace la seƱal de la cruz diciendo Dios te bendiga, o si vas a salir de casa, te bendicen con un Dios te proteja, o Dios te acompaƱe.
Lamentablemente, en estos tiempos modernos, se ha diluido bastante esta prĆ”ctica que, en realidad, es un sentimiento cuyo valor espiritual siempre ha mantenido a los integrantes de la familia firmemente vinculadas entre sĆ, cĆ³mo seƱal de respeto, y como una demostraciĆ³n amor y cohesiĆ³n indelebles.
En la actualidad, los jĆ³venes se avergĆ¼enzan de decir "BendiciĆ³n" a sus padres, y mĆ”s aĆŗn si deben juntar las manos para ese acto que prevalece mayormente en las zonas apartadas de las ciudades.
BelĆ©n BriceƱo, una abuela de 89 aƱos, criada en los campos de La Azulita estado MĆ©rida, nos dice "antes uno no podĆa salir sin pedir la bendiciĆ³n, eso era una falta de respeto, mi mamĆ” me enseĆ±Ć³ a pedir la bendiciĆ³n al levantarme, cuando iba a salir de la casa, al llegar de la calle, y antes de dormir".
"Ahora no, ya les da pena, esa cultura se ha ido perdiendo, por eso ya no hay respeto, ya no hay cultura, no hay buenos valores como antes, ahorita todo es lo que digan los telĆ©fonos y la televisiĆ³n" agregĆ³.
Lamentablemente, en el transcurso de los aƱos los propios padres olvidaron inculcar el hĆ”bito en sus descendientes, a tal punto que es poco usual observar a niƱos y jĆ³venes pedir la bendiciĆ³n a sus progenitores en el momento de despedirse o alejarse momentĆ”neamente de su morada.
En medio de algunas desalentadoras consideraciones sĆ hay hogares en los que aĆŗn se realiza la tradiciĆ³n y se puede observar a hijos mayores de edad que frente a sus vĆ”stagos y nietos piden la bendiciĆ³n a sus padres como testimonio de amor y respeto.
Esto es mƔs frecuente en los hogares del campo, donde se mantiene arraigada la prƔctica.
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