El auditorio de la Universidad CatĆ³lica del TĆ”chira (UCAT) tuvo lugar el acto acadĆ©mico con motivo del conferimiento de la mĆ”xima distinciĆ³n honorĆfica que puede otorgar una Universidad “Doctor honoris causa” a Mons. Mario Moronta Obispo de San CristĆ³bal, en el marco del sexagĆ©simo aniversario de esta instituciĆ³n educativa y del centenario de la DiĆ³cesis de San CristĆ³bal.
En el acto estuvieron presentes el gobernador del Estado TĆ”chira, Freddy Bernal, un considerable nĆŗmero de sacerdotes del presbiterio Diocesano, miembros administrativos y profesorado de la UCAT, asĆ como rectores y directores de entidades educativas de la regiĆ³n.
La Laudatio, fue pronunciada por el Doctor HĆ©ctor Jaime MartĆnez, quien destacĆ³ en sus palabras los esfuerzos que ha realizado el Obispo por la educaciĆ³n catĆ³lica y la promociĆ³n de los valores evangĆ©licos, de manera especial por la UCAT “ Para Mons. Moronta una Universidad CatĆ³lica debe estar asentada en Jesucristo, SeƱor de la historia, y es CatĆ³lica en la medida en que participa en la tarea de anunciar la buena nueva, a tr4avĆ©s de sus esfuerzos se logrĆ³ que la Santa Sede decretara por medio de la CongregaciĆ³n para la EducaciĆ³n CatĆ³lica el 16 de Abril del 2002 la erecciĆ³n canĆ³nica de la Universidad” recordĆ³ MartĆnez.
Seguidamente autoridades rectorales impusieron el vestuario acadĆ©mico doctoral a Mons. Mario, que consiste en toga color negro con franjas rojas, medalla, birrete con borla roja, y el tĆtulo con la descripciĆ³n de “Doctor honoris causa en Derecho” acreditado por la Universidad CatĆ³lica del TĆ”chira .
En sus palabras el nuevo Doctor de la UCAT, agradeciĆ³ la distinciĆ³n de este doctorado y expresĆ³ su profundo amor por esta instituciĆ³n.
“Agradezco de todo corazĆ³n esta honorificencia. Sin mĆ©ritos de mi parte, la acepto con sencillez y gratitud. Desde los primeros dĆas de mi ministerio episcopal en esta DiĆ³cesis de San CristĆ³bal, no sĆ³lo tratĆ© de vincularme en lo que respecta a mi condiciĆ³n de Canciller a esta nuestra UCAT, sino que la he convertido en uno de mis amores en esta Iglesia local y en este TĆ”chira querido.
He compartido temores y esperanzas, hemos invitado a mirar mƔs allƔ del horizonte, y aunque he padecido incomprensiones, y hasta acusaciones calumniosas, la he sentido como parte irrenunciable de mi ministerio episcopal.
A lo largo de estos Ćŗltimos aƱos, con el concurso de las autoridades y claustro profesoral, de los empleados y numerosos alumnos, hemos conseguido muchos logros, que, personalmente sintetizo en dos: la edificaciĆ³n de la primera parte del nuevo parque universitario y el reconocimiento como UNIVERSIDAD CATOLICA por parte del Dicasterio para la EducaciĆ³n CatĆ³lica”.
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